Autor: Raül Córdoba

El valor de enseñar a los niños a decir «gracias», «por favor» o «buenos días»

La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo (Paulo Freire)

Transmitir a los niños la importancia de dar las gracias, de «pedir por favor» o de decir «buenos días» o «buenas tardes», va más allá de un simple acto de cortesía. Estamos invirtiendo en emociones, en valores sociales, y ante todo, en reciprocidad.

Para crear una sociedad basada en el respeto mutuo, en la que el civismo y la consideración marquen la diferencia, es necesario invertir en esas pequeñas costumbres sociales, a las que a veces, no prestamos la importancia que merecen. Porque la convivencia se basa al fin y al cabo en la armonía, en esas interacciones de calidad basadas en la tolerancia donde todo niño debería iniciarse desde una edad temprana.

Un error en el que suelen caer muchas familias es en iniciar a los niños en estas normas de cortesía cuando los más pequeños empiezan a hablar. Ahora bien, es interesante saber que el «cerebro social» de un bebé es tremendamente receptivo a cualquier estímulo, al tono de voz e incluso a las expresiones faciales de su padre y su madre.

Seguir leyendo «El valor de enseñar a los niños a decir «gracias», «por favor» o «buenos días»»

La piel no sufre Alzheimer, siempre recuerda una caricia o una cicatriz

Existe una suerte de falsa creencia generalizada: las personas con Alzheimer o con otros tipos de demencia tienden a desconectarse del mundo externo presente para entrar en su lejano e irreal mundo interno. Esto no es cierto, pero al pensar que la persona con Alzheimer ya no es la persona que debía ser, esta pierde su identidad frente a la sociedad y sus sentimientos pierden validez casi de la manera automática.

Seguir leyendo «La piel no sufre Alzheimer, siempre recuerda una caricia o una cicatriz»

No voy a permitir que esta tristeza me arrebate lo que soy

“Me siento muy bien y soy feliz; pero en los más alegres momentos de mi vida, he de tener siempre un motivo de tristeza, no puedo evitarlo”. (Fiódor Dostoievski)

Sí, hoy me levanté triste. A veces no sé si es ansiedad, desencanto o estupor ante lo que sucede a mi alrededor. No lo sé, pero a veces me siento triste, sin más. Albergar estas sensaciones y dejar que sucedan en mi interior ha sido a veces constitutivo de delito en una sociedad que impone la alegría como orden de vida (y de consumo para obtenerla).

Seguir leyendo «No voy a permitir que esta tristeza me arrebate lo que soy»

Las coincidencias no existen, caminamos hacia personas que nos han esperado desde siempre

Podemos pensar que todo en la vida ocurre por casualidad y que en medio de ese azar vamos tejiendo la red sobre la cual desenvolvemos nuestras vidas. Sin embargo, cuando nos detenemos a mirar la ruta que hemos seguido, comienza a tomar sentido que las coincidencias no existen, que nada ocurre en nuestras vidas de manera casual, sino que por el contrario, cada pequeño detalle lo vivimos con un propósito específico. Seguir leyendo «Las coincidencias no existen, caminamos hacia personas que nos han esperado desde siempre»

El agotamiento emocional, la consecuencia de exigirse ser fuerte

“Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado”. José de San Martín

El agotamiento emocional es un estado al que se llega por sobrecarga de esfuerzo. En este caso no hablamos solo de excesos laborales, sino de cargar con la responsabilidad de asumir conflictos, responsabilidades o estímulos de tipo emocional o cognitivo. Seguir leyendo «El agotamiento emocional, la consecuencia de exigirse ser fuerte»

No siempre el no llamar, el no escribir, el no estar… significa no extrañar

Solemos pensar que todos los sentimientos deben ir seguidos de acciones que de una u otra forma los demuestren, sin embargo, muchas veces los sentimientos pueden ser tan intensos y en paralelo, podemos sentir esa necesidad de protección que nos impida ejecutar cualquier acción que nos coloque en una situación de riesgo.

Bien sea porque ya hemos dado demasiado, porque hemos resultado lo suficientemente lastimados o simplemente porque sentimos que un lugar no nos corresponde, podemos decidir tomar todo aquello que sentimos y ponerlo en resguardo, que no se no note, que no se asome, que quien nos interese pueda asumir que ya no existe.

Podemos extrañar intensamente, podemos desear estar, podemos escribir un mensaje mil veces sin tener el valor de enviarlo, solo con la intención de salvaguardar nuestra integridad. El protegernos a nosotros mismos es nuestra responsabilidad, pero también debemos aprender a distinguir cuándo estamos siendo movidos por nuestro amor propio y cuándo lo estamos haciendo por orgullo


cinco-libros-web


El acercarnos a donde sabemos o asumimos que saldremos lastimados, nos hace adoptar una predisposición que muy probablemente determine un desenlace particular. Si sabemos que nos vamos a quemar, ¿por qué arriesgarnos a pasar por ese aro? Pero si algo nos dice que debemos intentarlo, porque sentimos que aún no es el final, que no sea el miedo lo que nos limite a manifestarnos.

Ciertamente nadie quiere sufrir, el amor puede hacer sufrir, porque el proceso de engranar dos vidas completamente diferentes no es para nada sencillo. Todos estamos en riesgo de enamorarnos de quien no nos ama, de desilusionarnos, de ser traicionados, de ser el plan B de alguien, de ser maltratados o malqueridos, pero eso no debe quitarnos las ganas de seguir y en especial de confiar en el amor.

No aseguremos lo que no está a nuestro alcance, nadie puede leer con total fidelidad las acciones de alguien más. Difícilmente estamos en capacidad de descifrarnos a nosotros mismos y por lo general somos capaces de asumir e interpretar las acciones de otros.

El hecho de no contar con esa llamada, con esa compañía, con esas líneas no significa necesariamente que estamos fuera de los pensamientos y sentimientos de esa persona. Si nosotros no hemos dado motivos evidentes para alejarse, podemos al menos aceptar que esa persona se encuentra en proceso personal, en el cual quizás no debemos participar.

La distancia es buena consejera, cuando no idealizamos podemos ver realidades donde solo había existido una ilusión. Démonos a nosotros mismos el espacio y el tiempo que consideremos necesarios para participar o sencillamente ampliar esa distancia, pero sin que nos pese. Y aceptemos que lo que concluyamos de alguien más independientemente de nuestros patrones y creencias, solo será una conjetura y no necesariamente se alineará a lo que otra persona en realidad siente.

Demostrar amor nos hace vulnerables y más aún cuando tenemos argumentos para no demostrar cuánto extrañamos. Sea como sea aprendamos a canalizar los sentimientos, para que la ausencia y el silencio no nos quiebren por dentro.

Fuente: elrincondeltibet



* Conoce nuestros libros y nuestras OFERTAS

 

Prefiero una soledad digna, que una relación incompleta

“La soledad no me debilita, me fortalece, me llena de algo extraño que me nutre, me habla de noche, me cuenta cuentos, historias que son verdad, que son verdades.” -Chavela Vargas-

Tememos a la soledad, tanto hombres como mujeres, pero la soledad a veces no solo es necesaria sino que es curativa. Estar solo significa poder pensar en nosotros mismos, en lo que deseamos, en lo que soñamos y, sobre todo, en cómo nos sentimos.

Seguir leyendo «Prefiero una soledad digna, que una relación incompleta»