Conozco a una chica de 20 años que se pasó el fin de semana esperando a que él la llamara y él no llamó nunca. La vi el lunes taciturna y furibunda, aplastada por la gravedad de la vida: es notable lo que aumenta el peso de la existencia cuando el desamor te ha hincado el diente. Si tu amado no te ama (si tu amada te ignora), el futuro te parece tan gris como una tarde de tormenta. Días interminables, meses aburridísimos, una vida sin sentido. Porque el amor es una droga, y todo drogadicto cree que no puede sobrevivir sin la sustancia a la que está enganchado. Por eso a mi amiga se le había apagado el mundo aquel lunes funesto: nada existe, nada palpita, nada brilla si no te miran los ojos que tú quieres que te miren de la manera en que quieres ser mirado.
El desamor abrasa. Sobretodo al principio, sobretodo si tienes 20 años. Porque entonces te llegas a creer que tus pasiones son auténticas fuerzas de la naturaleza, tan ajenas a tu voluntad como los oscuros planetas que cruzan el arco del cielo. Y así, cuando eres joven, crees que tu amado es irremplazable, que no hay otro ser en el mundo tan maravillosos ni tan atractivo. Que nunca podrás amar a nadie de ese modo.
Luego pasan los años, las parejas, los enamoramientos fulminantes, los desencantos. Se te va poblando la memoria de pasiones apagadas y aprendes a relativizar tus sentimientos: sabes, por ejemplo, que el amor que estás perdiendo no es el único, y que tal vez ni siquiera es amor. Pero, aún así el desamor escuece: el dolor está en su naturaleza, es corrosivo. Tiene, como la lejía, un ardor frío.
Y así, esperas esa llamada telefónica que nunca llega y rabias. Esperas la palabra justa que el otro no pronuncia y te desesperas. Esperas un milagro final; que él, o ella, se comporten de una manera distinta a como siempre son, o lo que es lo mismo, que sean otros. Pero él, o ella, suelen manifestar una mezquina y empecinada tendencia a seguir siendo como son y a no convertirse en el amado ideal que uno busca y desea. Y entonces uno se deprime, se acongoja y se abruma. Te duelen las yemas de los dedos del ansia de tocar, no ya el cuerpo esquivo de tu amado, sino más bien su alma: porque quieres atrapar ese espejismo de amor que se te escapa. Pero es como encerrar una voluta de humo en una jaula: cuando el desamor te ha hincado el diente, suele comerte entera. Eso también se aprende con los años.
Quise decirle aquel lunes a mi amiga tan joven y tan triste que, con el tiempo, el mundo vuelve a pintarse de colores y a recobrar su brillo. Pero no abrí la boca, porque pensé que me daría la razón como se la daría a un loco y que su corazón no me creería. Pude decirle también que hay un desamor más cruel y doloroso que el que te dejen de querer: cuando sientes que el brillo de la pasión se va apagando, que la hoguera se convierte en una brasa. Amaste, lo sabes porque tu memoria te lo dice, pero tus sentimientos no lo recuerdan. Miras las viejas fotos de los primeros días de tu pasión, y no te reconoces en esa sonrisa, en esa emoción de sentirse juntos, en esa intensidad de bien quererse. ¿de verdad te palpitaba el corazón, se te nublaba la vista, perdías el aliento cuando le veías? Donde ayer hubo un horno y el resplandor de un sol hoy hay una polvareda de cenizas.
Quizá habéis vivido juntos durante años; quizá tienes hijos con él o has comprado una casa con ella. Le quieres como se quiere a la familia: con un cariño acostumbrado. Pero en algún minuto de esa travesía temporal que habéis hecho en la vida tú has perdido el contacto con el otro. La mayoría de las veces no es cuestión de culpas, sino de desencuentros; la otra deja de ser la esposa que soñaste, el otro ya no encarna a tu pareja ideal. O más bien es cosa tuya: eres tú quien ha dejado de poner en el otro la ilusión del amor. Los pequeños rencores, las pequeñas disputas, las soledades medianas y los grandes malentendidos: toda esa basurilla que te echa encima, en suma, la abrasadora convivencia puede agotar en ti el enamoramiento que antaño sentiste. Porque el amor, por mucho que mi amiga veinteañera crea ahora, en su despecho, lo contrario, es una planta delicada y débil, a la que hay que regar con mucho tiento para que no se seque.
Duele el desamor, pues, tanto si no te aman como si tú no amas. Pero cuando aprieta el desaliento y te arde la despellejada piel del alma de un desamor reciente, conviene pensar algunas consideraciones que también pude hacerle a mi amiga y no le hice. Primero, que uno no puede pasar por la vida sin mancharse y sin herirse, y que todo lo importante tiene un precio: y así, el dolor del desamor (y atreverse a afrontarlo) es el precio de tu capacidad de amar y de esa intensidad gloriosa, vida pura, que la pasión te ofrece. Segundo, que en todas las rupturas se aprende algo. Y tercero, que el amor no está en el otro, sino en ti mismo: si una vez amaste, lo volverás a hacer. Y siendo más sabio.
Rosa Montero
Tan cierto y tan doloroso… Que ha llegado a mi en el momento que debía leerlo… Lo leí y en cada párrafo mi mente se inundaba de recuerdos… Al final no pude contener la lágrimas.
El amor es demasiado largo y dificil de explicar. Lo mejor es vivirlo.
Sencillamente precioso y dolorosamente cierto.
Me gusto lo de la plan tita. Y lo comparto. Si no cuidamos el amor ,no amamos ; mucho menos seremos felices.
Precioso. Tan real como la vida misma. Relato tan abrumador que deja perplejo a nuestro inmaterial más preciado, el amor. Maneras y maneras de escribir y expresar los acontecimientos habrán… pero nada tan casual como la dulzura de una inspiración tan realista y tocada en nuestro corazón. Porque es verdad que el privilegio de la empatía no todo el mundo lo tiene, y cuando vemos «nublados los ojos de los demás» se nos nublan los nuestros. Ya sea por exceso de empatía o porque nos recorre ese escalofrío recordando viejas experiencias que nos mutilan cada vez que revivimos. No mucho más que argumentar, sino fuese porque has cerrado con broche de oro, «Primero, que uno no puede pasar por la vida sin mancharse y sin herirse, y que todo lo importante tiene un precio: y así, el dolor del desamor (y atreverse a afrontarlo) es el precio de tu capacidad de amar y de esa intensidad gloriosa, vida pura, que la pasión te ofrece. Segundo, que en todas las rupturas se aprende algo. Y tercero, que el amor no está en el otro, sino en ti mismo: si una vez amaste, lo volverás a hacer. Y siendo más sabio». Gracias.
Al principio, creí que mi amor se había secado, pero ahora creo que más bien se ahogó porque, como decimos acá en México, «la regué demasiado».
Siempre he pensado que el amor mas intenso es el desamor, en el dolor esta el perfecto amor. Pero es muy duro y no sabes cuando pasara. Esa es la pregunta ¿cuando pasara? He leído antes que los hombres no amamos tan intensamente, no estoy de acuerdo, pienso que tardamos mas en olvidar.
Hace poco leí algo que dijo Chavela Vargas, algo asi como que debes amar con firmeza y dejar de amar también con firmeza. Pero aunque me parece un buen consejo no me parece fácil.
Uno no decide sobre sus sentimientos.
Hay para mi es tal real el articulo como lo que estoy viviendo ahora mismo, y cada dia es ma difil porque la persona que me fallo trabaja conmigo y no saben lo tormentoso que es llegar a la oficina y mirarlo, como que nada a pasado
y saber que para mi la vida se a vuelto gris y sin querer nada, pero poco a poco se que voy a salir de lo que estoy pasando
Date: Sun, 24 Nov 2013 11:32:47 +0000 To: josemendiolam@hotmail.com
Me ha encantado el artículo, es como mirarse en un espejo de la vida, en el fondo todos tenemos los mismos miedos y sufrimos por las mismas dolencias. Qué necesario es el desamor para saber valorar el amor.
Qué lindo y cierto lo que dices.
Amar es muy lindo mientras dure; pero si se acaba se sufre mucho, hasta el punto de no sentirse capaz de volver a amar. Sin embargo siempre hay la esperanza de poder volver a enamorarse. Sobre todo si se aprende que el amor es uno quién lo debe brindar y no buscarlo fuera. El amor mas hermoso es el que yo pueda compartir.
muy bueno pero complicado
Breathtaking
que Rosa Montero lo clava siempre porque lo vivió o porque no lo vivió…
Poderosa reflexión…Indiscutible!
Cuando hablamos de amor creamos palabras que a veces no se corresponden con la realidad individual cuidado .
Holaaa!!! Bellos «Cuidadores con Brújula!!! » , Qué «Perfecta descripción de Mi Vida», así tal cual he visto como un álbum de fotografías (recorriéndolo como Una Galería de Imágenes), –Asé fué mi vida de Pe a Pa , –y he trabajado muchísimo!! en Mí para valorarme para PRIORIZARME! . . . y de ésa Cúspide! —Tambien he caído Estrepitosamente!–, aunque si bien tuve lesiones importantes. . . Me he recuperado en menos tiempo que en la anterior que me llevo décadas!!–en ésta última me llevó apenas un lustro. . .! ¡¡Já Já!! – Ahora a mis 60a tengo Miedo a Enamorarme !! Tengo Miedo a Apostar al Amor Intenso(como yo sé amar), es que no me sale de otra manera!– A Entregarme Sin Amor -No he conseguido taller ni Counselor que «Enseñe estrategias para disfrutarlo sin amar(con Desamor»—Porque sin dudas ésta es la Clave!
Cuando Las Mujeres Amamos , lo hacemos De Cuerpo Alma y Corazón!
–Es que ésto es inherente a Las Mujeres , y nada más?
–Ellos No Pagan Costos Tan Altos. . .
–Porqué Ellos No se Involucran? –acaso ésto es hormonal y les viene entregado con la Testosterona?
Já Já –Ahora estoy Alerta y un poco recluída hacia dentro
No Deseo Enamorarme Otra Vez! ¡Fueron Cuatro Veces de Cuerpo Alma y Corazón!
Ahora Me he priorizado , y tambien me dedico a ésto. . Contactos respuestas (siempre que no me afecte mi Integridad Cardícaca. . . Já Já !!
Besoooo
Betty de Bs As. Argentina
Bien Beatriz, así es la cosa. Yo también a mis 61 años estoy en la misma tónica que tú, mujer valerosa y valiente. Pa´lante…El que «no te valora, no te merece»…tú eres muy valiosa como mujer…sigue en esa búsqueda de amor interno, primero por tí misma y para t í misma. Enamórate de la vida y de todo lo que te apasiona y te hace felíz.
Enamórate de ti, de la vida, de lo que te rodea, de lo que haces, de quien eres…Entrégate a vivir por y para tu bien, cultívate, nútrete, cautívate, ¡Por qué esperar a que otro haga lo que puedes hacer tú? No necesitas estar en una relación para sentir que todo es color de rosa, si ya la vida misma es así. Fíjate en todo y cuanto te rodea, lo tienes todo para ser feliz, para sentirte único, para volar…
Beatriz pones en duda el amor de los Hombres y crees inherente el amor en los hombres, pero tú no sabes como llegamos a amar los hombres, hablo por mi y tengo amigos que les ha ocurrido algo parecido. Amé a una mujer de la cual estaba totalmente enamorado y no puedes imaginarte lo mal que lo pasé, me casé tuve dos hijos, pero cada día que pasaba yo recordaba a esa mujer dos tres veces diarias estaba totalmente convencido que lo mio era obsesivo y que estaba enfermo. Pasaron veinticinco años y nos encontramos, nos quiso conocerme, cinco años mas tarde encontre´a una chica muy parecida a ella y me llevó a la cama, le expliqué mi caso y me dijo que esa mujer con la cual yo tanto soñaba era una mala persona dijo algunas palabras fuertes sobre ella y me abrió los ojos hice verdaderos esfuerzos por sacarla de mi mente. Hora esporádicamente la recuerdo pero sin amor. Por descontado que aquel abandono «me escoció durante muchos años»