Siento decirte que no vienes de París, y que no te trajo ninguna cigüeña.
Eres el fruto de una noche de conexiones y cortocircuitos,
eres el reflejo de la luna en espejos infinitos.
Me robaste el corazón sin ser delito.
Eres mi mejor aventura, y también mi destino favorito.
Un viaje de nueve meses sin moverme del sitio.
Eres el excelente que cura mis áreas suspendidas y mi mejor asignatura.
Mi episodio preferido, la etapa reina de mi andadura.
Eres mi yo prolongado y mi futuro inmediato.
Un lienzo de la naturaleza, mi mejor garabato.
Eres el acorde que faltaba en la letra de mi mejor canción.
El antídoto a la hipocresía, un bombón para la ocasión.
Eres la magia de los astros en perfecta alineación.
La curva hecha poesía,
mi mejor melodía,
la sonrisa de mi ilusión.
(A mi madre, a todas las madres…)
Raúl Romero – Equipo Brújula
* Leer primer capítulo del libro “Convivir no es de locos”