Ojalá y nunca te quieran bien

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Vete, ya no te necesito. No hace falta que te arrastres con mentiras como siempre. No soy la misma, ya no me las creo. ¿Dónde te metes cuando no te llamo? ¿Quién es la víctima a la que le ha tocado perderse ahora entre tus hoyuelos? Pobres ilusas, no saben dónde se meten. Aquel día no hubo despedida ni final. Y lo sabías. Y yo sabía que me iba a doler mucho más de lo que ya me dolía nuestra relación sin principio y mucho menos principios. Estaba enganchada a ti. A tus dosis de mentiras y más mentiras. Casi me matas en el intento. Quédate tus cosas, ya no las quiero. Quédate las caricias y los besos que no me dabas porque ya tenían otro nombre y otra cara. Quédate las promesas de amor eterno que jurabas en falso. Los viajes, las citas y las cenas. Los planes de futuro que acaban en éste mismo presente.

No te necesito. Ya no. A pesar de que no hay ni un ápice de mi cuerpo y mi mente que no te eche de menos. Te juro que aprenderé a vivir con ello y llegará el día en que no escuche ésta voz interior que me dice que no puedo vivir sin ti.

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Vete. Aléjate de mí. No quiero volver a verte. Te lo digo desde la seguridad que me proporciona el haberme desahogado todos estos días. Más no se puede llorar ni caer. Créeme cuando te digo que, por fin, salí a flote. Tú que no me creías capaz de nada… mírame ahora, viviendo sin ti, comiendo sin ti, disfrutando sin ti. Tú quédate ahí, en tu zona de confort de la que dudo que puedas salir algún día. Que yo me quedo con el alivio de pensar que tus manos nunca más tocarán éste cuerpo libre. La vida pone a cada uno en su lugar, sé que el karma no se ha olvidado de ti y que todo el daño, el record guiness de decepción que gané contigo, te va a ser devuelto.

Ya no me das lástima, me das pena. Pienso en todo lo que me has llegado a hacer y siento náuseas. Pero… ¿sabes qué? El problema lo tienes tú. Yo aprenderé a quererme, a valorarme y respetarme y seré una mujer nueva. Pero… ¿tú? ¿Qué queda de ti después de esto? Vete con la conciencia tranquila. Como siempre. Tú nunca cambiarás.

Que te jodan y ojalá y nunca te quieran bien. ¿Entiendes? Ojalá y nunca te quieran bien.

Andrea Montes

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