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Tenía que pasar, ley de vida, que uno de los dos se volviera a enamorar. Pero duele, duele tanto que asusta. Duele el alma hecha añicos y cada punzada de desgarro. Duele el alma quebrada, pidiendo a gritos tu abrazo. Duele el alma teñida de gris, esperando un milagro, disfrazado de ti. Duelen todos y cada uno de los huesos del espíritu, duelen todas y cada una de las vértebras de las entrañas, duelen tanto que supone una conquista coger aire. Y te dejo libre, porque te amo, y te dejo libre, porque te quiero, y porque me doy cuenta de que mi amor es sincero. Y me voy, porque quiero que lo intentes, y que te salga bien, porque no quiero que tu corazón llore. Me voy para volver, imperfecta, pero entera. Me voy para aprender a vivir con tu ausencia y sin tu esencia, con tu distancia y sin tu presencia. Me voy a derramar un océano infinito, que ha empezado a manar de mis ojos, que no está en los mapas, porque no cabe y que no tiene nombre, todavía, aunque yo lo llamo Inmensidad, en femenino y con mayúscula, como a los huracanes. Sí, ni Pacífico, ni Atlántico, ni Índico. Inmensidad, porque arrasa, porque abrasa y porque mata. Y si alguien ha de morir, elijo ser yo quien lo haga. Morir de amor, morir de pena, morir de agonía. Morir para volver a nacer, serena, sin prisa y envuelta en una sonrisa.
Laura Coloma Pérez
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Es muy fácil, leerlo o escribirlo, pero cuesta infinito dejar ir…nos aferramos a cada minuto, cada recuerdo.
Pasado un tiempo si dejas ir, porque el tiempo pasó por tí.
para esta fecha ya debe estar bien. nadie es dueño de nadie, si a uno no lo quieren, se debe seguir adelante, con dignidad, sin arrastrarse.
hay que aprender a vivir bien con uno mismo, cuando eso se logra, la vida es mas vida.
Cuanta razon!!!
duela hasta respirar, a veces pienso que Amar no es para debiles!!!