Estás triste, no te identifiques con la tristeza. Conviértete en su testigo y disfruta del momento de tristeza, porque la tristeza tiene su propia belleza. Nunca la has observado. Te identificas tanto, que nunca has penetrado en la belleza de un instante de tristeza. Si observas, te sorprenderá descubrir todos los tesoros que te has estado perdiendo. Observa; cuando eres feliz nunca tienes la profundidad de cuando estás triste. La tristeza posee profundidad; la felicidad es superficial. La felicidad es como las olas en la superficie; vives una vida superficial. Pero la tristeza es profunda. Cuando estás triste no es como las olas de la superficie; es como la profundidad del océano, kilómetros y kilómetros.
Entra en esa profundidad, obsérvala. Compréndela y no la condenes. De repente te darás cuenta de que la tristeza es como un objeto; la estás observando y contemplando y de repente empezarás a sentirte feliz. ¡Qué tristeza tan maravillosa!
Depende pues de la actitud. Cuando te entristeces crees que ha ocurrido algo malo. Interpretas que algo malo te ha sucedido y entonces empiezas a escapar. Nunca meditas sobre ello. Entonces quieres ir a alguna parte, a una fiesta, al club, enciendes la televisión o la radio, o empiezas a leer el periódico; algo para poder olvidar. Ésta es una actitud inadecuada y que te ha sido implantada: la tristeza es algo malo. ¡No hay nada de malo en ella! Es el otro polo de la vida.
La felicidad es un polo; la tristeza el otro. La dicha es un polo; el sufrimiento otro. La vida consiste en ambos; la vida es un ritual debido a ambos. Una vida sólo de gozo tendría extensión, pero no profundidad. Una vida sólo de tristeza tendría profundidad, pero no tendría extensión. Una vida de tristeza y gozo es multidimensional. Descubrirás que la dicha contiene también tristeza, porque esa tristeza le da profundidad. Obsérvalos: dichosos, pero aun así tristes. La misma palabra «triste» implica connotaciones equivocadas: hay algo que está mal. Ésta es tu interpretación.
Para mí, la vida es en su totalidad buena. Y cuando comprendes la vida totalmente, solamente entonces puedes celebrar. Si no es así, no puedes. Celebrar significa: suceda lo que suceda, es irrelevante; lo celebraré. Yo celebro la vida. Si me trae infelicidad, de acuerdo; lo celebro. Si me trae felicidad, de acuerdo; lo celebro. La celebración es mi actitud incondicional a lo que la vida me presenta, es agradecer todo aquello que la vida entrega. Sea lo que sea, la celebración es gratitud, es agradecimiento. Celebra; sea lo que sea. Si estás triste, entonces celebra estar triste. Inténtalo. Haz una prueba y te sorprenderá. De repente sentirás que la tristeza está desapareciendo; se está creando una distancia.
Lentamente, te olvidas de la tristeza y celebras. Habrás transformado la energía. Esto es lo que significa «alquimia»: transformar el burdo metal en preciado oro. La tristeza, la ira, los celos… todos los burdos metales pueden ser transformados en oro porque están formados por los mismos constituyentes que el oro. No hay diferencia entre el oro y el hierro porque poseen los mismos constituyentes, los mismos electrones. ¿Habías pensado alguna vez que un trozo de carbón y el más grande diamante del mundo son simplemente lo mismo? No son diferentes. En realidad, el carbono comprimido por la tierra durante millones de años se convierte en un diamante. La diferencia está sólo en la presión, pero los dos son dióxido de carbono, los dos están constituidos por los mismos elementos.
Si estás triste, entonces te digo que celebres, que bailes, que cantes. ¿Qué puedes perder? Como máximo, perderás la tristeza; nada más. Pero tú crees que es imposible. Y la idea misma de que es imposible no te permite intentarlo. Y yo te digo que es una de las cosas más fáciles del mundo, porque la energía es neutral. La misma energía se transforma en tristeza; la misma energía es la que se transforma en ira; la misma energía es la que se convierte en sexualidad; la misma energía es la que se transforma en compasión. La energía es una. No tienes diferentes clases de energías. No tienes la energía en compartimentos separados en los cuales una energía es etiquetada como «tristeza» y otra energía es etiquetada como «felicidad». Las energías no existen separadamente, no están clasificadas. En ti no existen compartimentos separados. Simplemente eres uno. Esta única energía se convierte en tristeza, esta única energía se transforma en felicidad. Depende de ti.
Has de aprender el secreto, el arte de cómo transformar las energías. Simplemente dale una dirección y esa misma energía empezará a moverse. Y cuando existe una posibilidad de transformar la ira en gozo, la codicia en compasión, los celos en amor… ¡no sabes lo que te estás perdiendo! No sabes lo que te pierdes. Te estás perdiendo la clave de tu existencia aquí en este universo. Inténtalo.
Osho
Buena entrada, muy interesante. Un saludo ^^