Nos pasamos la vida tratando de ser los mejores en todo. De ser exitosos, de obtener todo lo que los demás quieren que tengamos. Tratamos de que nuestra vida sea perfecta y se vea así hacia los demás. Pero es tanto lo que nos preocupamos de ser perfectos que nos olvidamos de un pequeño detalle: ser felices.

No trates de ser perfecto todo el tiempo, trata de ser feliz, pues así te permitirás vivir, sentir, admirar las cosas a tu alrededor, sin tener que arrepentirte después de no haber vivido lo suficiente. Porque si te pasas toda la vida planificando, tratando de dar lo mejor, de ser el mejor, ¿cuándo tienes tiempo para ser feliz?¿cuándo tienes tiempo de hacer las cosas que te llenan el alma y te hacen sonreír?

Procura pasar más tiempo de tu vida siendo, que haciendo. Disfrutando, que planificando. Sonriendo, en lugar de agobiarte porque no has dado lo suficiente para ser esa persona que los demás quieren que seas. Porque después, cuando tus energías ya no te acompañen, estarás demasiado arrepentido de no haber disfrutado más tu vida, de no haber hecho las cosas que te gustaban, por muy absurdas que fueran.

Aprovecha tu tiempo. Nunca creas que eres demasiado viejo para hacerlo, pues no lo eres. Cuando las ganas están, entonces debes seguir adelante. Busca tus sueños. Alcanza tus metas. Fortalece tu espíritu y no te agobies si te equivocas, pues la vida no se hizo para que todo sea perfecto. La vida no tiene que ser perfecta para ser extraordinaria, tiene que sentirse, con lo que más puedas. Esa será la diferencia.

Vive más, planifica menos. Siente con el corazón y deja descansar a tu mente de vez en cuando.

Date un respiro. Sé feliz.

Te lo mereces.

Fuente: upsocl

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