Hubo una vez un país donde una joven llamada Blancanieves no necesitó de ningún príncipe que la besara para ser feliz. Además se cansó de obedecer a los enanitos y se escapó de casa. En su camino conoció a una Ratita Presumida que al igual que Blancanieves no era feliz con sus tareas domésticas, y juntas emprendieron su viaje hacia la aventura de la vida. Fueron a buscar a su amiga la Cenicienta que también estaba harta de obedecer y de ser sumisa, y a la Princesa del Guisante que se escapó del castillo en lugar de tener que dormir en infinidad de colchones para tener que demostrar su linaje. Se unió a este grupo Caperucita Roja que estaba saturada de la tozudez del lobo y , en lugar de aplatanarse, se llenó de más coraje si cabe. En ese país las ancianas con verruga se cansaron de ser siempre las brujas malvadas y perversas. La liebre y la tortuga eran muy amigas y dejaron de competir para jugar juntas. Aquí, los príncipes azules supieron al fin que el rosa es también un color precioso. En este país que os hablo fue la princesa quien salvó a San Jordi del bocado mortal del dragón y todos juntos ni se casaron ni comieron perdices, y aún así fueron inmensamente felices.
Raúl Romero, coautor del libro Vive tu sueño y no sueñes tu vida
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GraciAs
Bien gracias
Bien
Es muy raro y me ha encantado
Genial!
Me gusta este cuento.