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Alegría, me gusta, I like, I like. Repetir, quiero más, quiero más de eso, más de ti, pienso una y otra vez en ti…Alegría, me muevo con ligereza, ilusión, cálido abrazo de la vida, canto, comparto con entusiasmo, sonrío, disfruto, tengo optimismo, siento satisfacción, a veces hasta deleite, dicha, me divierto, pudiendo llegar al estremecimiento, el placer, el éxtasis, el AMOR…en todas sus formas.
Enamoramiento. Te pienso una y otra vez, siento mi cuerpo flotar, todo está lleno de colores bonitos y el aire huele tan bien. Ya no ando, bailo y la vida me sonríe. No duermo ya en la cama, sino con las estrellas y me levanto ¡chispeante!
Amor a la vida. He aprendido, ahora se que puede durar, he aprendido a mantener esta sensación, aunque te vayas, aunque te alejes…Aprendí y me enamoré de la vida, de mí y de ti estés o no estés, cambies, me enamoro de todos los TÚ, que me sonríen y trasmiten confianza, me enamoro…Ahora miro con amor y compasión.
Amor que se pierde. Porque habrá un tú o un yo que se irá. ¡Cuidado! No me dejará, se irá. No abandonaré, me iré. Aprendí, aprendí. Y ya no pasaré por el miedo, que en el pasado me ocupó tanto tiempo. El miedo puede robar tanto, ¡tanto tiempo! Pero antes…antes, ¿como era?… A ver, si lo recuerdo.
Miedo: inquietud, sospecha, desconfianza, suspicacia, nerviosismo, preocupación, aprehensión, vergüenza, paranoia, culpa, ansiedad, ¿tragedia? Sí, lo recuerdo, me decía: Algo pasa, algo va a pasar, me falta el aire, asfixia, tengo miedo, miedo a que te vayas, tengo frío, no se dónde ponerme, el cielo está gris, todo pesa mucho y hay una agitación en mi interior que me mantiene alerta y me pide movimiento. Paseo a mis demonios a toda prisa, sin cruzar la mirada con nadie…Si me pongo a gritar…Si me pongo a gritar…Miedo a qué va a pasar ahora sin ti, al que dirán, a cómo explicar…
Así era antes de aprender. Que de ahora en adelante ya se, que no daré explicaciones, pues este miedo que volverá, ahora se que pasará, que volveré a mí, recogeré los lazos del amor y me abrazaré con él. Y recuerda si quieres saltar conmigo avisa. Y para volver con alegría protege el sendero de la confianza. Si me dices adiós o en silencio te vas, recogeré mi amor y me doy tiempo para llorar tu ausencia…¡Ay, tristeza! ¡Ay, tristeza!
A veces incluso me sentí culpable, esa mezcla de alegría y miedo, repasando los: “si hubiera…”. ¡Ay! Tristeza: dolor, vacío, desaliento, aflicción, autocompasión, melancolía, desesperanza, pena, añoranza, pesar… Durante un tiempo la tristeza pesa demasiado y la percepción de la realidad se distorsiona, el tiempo se ralentiza. Se rompe el corazón, siento el desgarro, siento mi cuerpo pesado, moverme apenas puedo, para qué, por inercia, lo necesario. ¿Para qué sale el sol? No veo, no veo nada más allá de esta pena, soledad, nostalgia, pesimismo, desesperación…Y los otros, los paisajes, nada parece lo mismo, siento frío.
Para la tristeza: tiempo y amor, que recojo de esos lazos ya no compartidos, me rodeo, me cuido, me permito, me mimo y me dejo mimar…A veces la tristeza se mezcla, o la sigue, la ira, la rabia. Sintiendo irritación, hostilidad, resentimiento, frustración, indignación. Todo es rojo, ardo, parece que se abriera mi pecho y abdomen, siento como un volcán en mi interior y grito, grito…En silencio… ¡AGGGHHH! Desprecio, odio, ira, furia…AGGGHHH…Sabiendo que es irracional, y al igual que acepto la realidad, acepto mi ira, la dejo expresar, la dejo odiar, la dejo ir, la saco de mí, le permito expresarse, sin enredarme, sin pensarla, sin juzgarla, la dejo gritar, la dejo ir fuera de mí.
Qué infantil es la ira, y aún así en su rabia nos alerta para protegernos, para conocernos. Cómo se pone cuando pierde lo importante, cuando siente el vacío del silencio, de la traición, del adiós. Y vuelven a caer las lágrimas y yo al suelo, al sillón…Mi tristeza necesita su tiempo, le dejo mi reloj…Una mano para mis lágrimas y la otra para la vida, para no caer en las garras de la sin razón, de la depresión.
La cojo y la suelto. ¡Ay, mi pena! Tú y yo sabemos que te vas a ir, hayas sido una tormenta, o un tsunami devastador, ya pasó y me toca reconstruir, tendrás tu monumento pues tanto de ti aprendo. Tú y yo sabemos que va a llegar el día, el día de ese nuevo amanecer, nuevo comienzo, donde me inundará de nuevo la alegría. Me puede el amor, esa confianza en la vida, esa alegría por compartirla. Es inevitable, crecerá mi deseo por descubrir, se abrirán mis ojos, sonreiré, volveré a ser amante de la palabra, de la poesía. Admiraré la belleza de todas las esquinas y miraré a las nubes del cielo juguetonas con agradecimiento.
Quiero gritarlo en voz alta, mis ojos están enamorados de la vida, de la belleza de la naturaleza, que me deja a veces casi sin respiración. Me mantengo consciente, con la atención despierta, encontrándome sonriente ante la mirada ajena, practicando la ternura. Miro con amor a todas las personas que pasan por mi vida, tengo…tengo pasión por la vida.
Y si quieres saltar conmigo saco mis lazos del amor y saltamos, y si te aburres, o no sabes, y te vas, saltaré yo, a veces en soledad, a veces con otras personas. Y descansaré, e inventaré nuevos juegos. Recuerda: para hacer el amor es necesario regar con alegría y sembrar con confianza, para poder ir y volver siempre como un acordeón a nuestro amor.
Ana Aurora Carrasco García, psicóloga
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Totalmente de acuerdo, me sentí identificada con la descripción de las emociones que son un ir y venir en nuestra vida, excelente entrada…felicitaciones